domingo, 27 de enero de 2008

Ojú, domingo


Ojú los domingos (y los sábados). Me harté durante la mañana de poner cafés y tostadas. Cuando pasó el malón y vino el pibe me fuí un ratito a la plaza a fumarme un cigarrito. Un ratito de tranquilidad.
Me considero un camarero atípico. Me relaciono mucho con la gente (lo de argentino me ayuda mucho, entre otras cosas porque da pié a que la gente me pregunte si lo soy) y casi que se revierte lo de camarero/cliente, a veces parece que el cliente sea yo, me siento en la mesa a hacerles la cuenta, y me invitan a una cerveza (nunca digo que no). O entablo conversaciones filosóficas sobre la vida. Así fue hoy cuando me senté en la plaza. Pasé un ratito muy bueno con él, ví que somos muy parecidos. Una buena persona (él). Yo? que lo digan los demas.

Me puse a leer el periódico en casa hasta que empezó el partido, ahora lo escucho mientras escribo. Ella todavía no volvió de trabajar. La pobre, va a estar reventada y posiblemente de mal humor. Mirá que la quiero.......

1 comentario:

Anónimo dijo...

YO, CLAUDIO INSUFRIBLE; TÚ CAMARERO MÁGICO.

Indescriptible la alegría. Llegados a media tarde huyendo de un domingo alcohólico subo a Mi Atalaya para poner un disco de Joy Division y por costumbre rancia enciendo la pantalla de la jodía maquinita que tan poco entiendo y soporto. Sentí la urgencia ferviente de adolescente al ver que el proyecto que me contaste por teléfono estaba delante de mí, no real, pero sí en ese universo incierto que llamamos LA RED. Con los últimos vapores del alcohol te escribí algunas delas lineas más sinceras y sencillas que nunca haya escrito, y te juro que no han sido pocas. Cuando terminé el texto- y después de alguna lágrima de emoción- y en vez de accionar el cursor de la derecha pensé: bueno, click en "cerrar esta ventana" y todo terminado.Se cerró la ventana y con ella mis pensamientos y mis lineas para tí: ¡Diós! Fucking A!, Kurwa! y todas las imprecaciones salidas de la frustración de todos los hombres, mujeres y seres intermedios en los pocos idiomas en los que sé jurar salieron de mis labios.
Todo se borró. Period.
Y es que aunque te haya dicho alguna que otra vez que te quiero no sé si alguna vez me sentí más cerca de ti leyéndote. Intento imitar la prosa sabrosa de los compatriota de continente tuyo que a mí tanto me sobrecogen: Márquez, Vargas, mi querido y oscuro Sábato, Borges, mi llorado Benedetti. Como no soy negro zumbón, ni pertenezco a la vaporosa densidad verde amazónica, ni al azul Caribe, ni a las extensiones sin límite y sin nombre de tu SUR sólo se queda en eso mi intento; en eso, en intento.
Pero sí te aseguro que tú eres parte del único sueño real -¿contradicción?- que nunca haya tenido: yo y mi Dueña Ana, los castaños y el frío de la sierra y poco más que puñetera falta me hace.

Agradecido, Rulko.